sábado, 19 de noviembre de 2016

APÁTRIDA




apátrida
Del fr. apatride, y este del gr. bizant. ἄπατρις, -ιδος ápatris, -idos.
1. adj. Dicho de una persona: Que carece de nacionalidad. U. t. c. s.


Como apátrida tenemos la vida de un hombre que es realmente sorprendente.
 
Nació en Irán en 1945, estudio psicología en Teherán y posteriormente se marchó a completar su formación a Inglaterra ya que su padre era industrial del petróleo con dinero. En 1976 cuando regresó fue detenido y torturado por la policía del sha que lo confundió con un disidente del régimen. Cuando salió de la cárcel, con su vida destrozada intentó volver a Inglaterra, pero fue expulsado, consiguiendo tras muchas vueltas conseguir una tarjeta de residencia belga, perdida poco después al salir de Bélgica para intentar volver a Inglaterra.

Al ser de nuevo expulsado de nuevo de ambos países intenta entrar en Francia donde es detenido dos veces por estancia ilegal y llega a ser encarcelado algunos meses, hasta que en 1988 llega una buena mañana del día 8 de agosto  al aeropuerto de Roissy de París con ánimo de tomar un vuelo a Londres.

 Pero allí se encontraba que, apátrida y sin papeles, Inglaterra le rechazaba y Francia también, por lo que queda en tierra de nadie en el aeropuerto en una situación dramática, no había forma de arreglar su situación que se aplazaba una y otra vez y queda temporalmente viviendo en una zona del aeropuerto hasta que el gobierno francés que sigue sin darle papeles decide tolerar que siga en el aeropuerto pero sin derecho a salir.

Y allí se quedó el pobre Merhan Karimi Nasseri , más conocido por todos como Sir Alfred,  viviendo por los pasillos del aeropuerto galo, mientras los años iban pasando y pasando. Por alucinante que les pueda parecer, no fue hasta 1.999 que se  aceptó darle papeles y que pudiera salir del aeropuerto donde llevaba viviendo 11 años debajo de una escalera de la zona de tiendas y comiendo de lo que le daban en dichos establecimientos, aseándose en los lavabos del centro y yendo al médico de urgencias del enclave cuando se ponía enfermo. Su único pasatiempo leer libros que le dejaban en la librería de la zona y llevar su diario.

Lo malo es que la situación terminó por afectar a su mente, cosa nada extraña, porque basta con ponerse en su situación para imaginar lo terrible que tuvo que ser esa sensación de abandono y de soledad extrema  y cuando en ese año le dieron los papeles él se negó a aceptarlos.

 Esta historia terriblemente real ha servido de inspiración a Spilberg para la película "El terminal" que no obstante no tiene nada que ver con la vida de este iraní, todo es más edulcorado, la historia es bastante increíble  y, en fin, ya saben lo que es Holywood, pero el caso es que parece que le ha supuesto un fuerte ingreso de 300.000 dólares por la historia a nuestro apátrida, un auténtico turista accidental.

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