viernes, 7 de marzo de 2014

Salud y bienestar La sal, una droga inadvertida


sal.
(Del lat. sal).
1. f. Sustancia ordinariamente blanca, cristalina, de sabor propio bien señalado, muy soluble en agua, crepitante en el fuego y que se emplea para sazonar los alimentos y conservar las carnes muertas. Es el cloruro sódico; abunda en las aguas del mar y se halla también en masas sólidas en el seno de la tierra, o disuelta en lagunas y manantiales. Más acepciones

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La sal hidrata y regula los fluidos corporales, mantiene el pH de la sangre y ayuda tanto a transmitir impulsos nerviosos como a la relajación muscular.
Lo que ocurre es que nos olvidamos de que los alimentos ya tienen una cantidad "oculta" de sal. De hecho, cerca del 80 por ciento del aporte diario de sal procede de los alimentos procesados y preparados.
Los españoles consumen de media 10 gramos de sal al día, el doble de la cantidad recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
 Este dato se ha dado a conocer por la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA) con motivo del Día Nacional de la Hipertensión que se celebra el 10 de octubre.

La sal (NaCl) es el gran enemigo de los hipertensos, ya que en términos estrictos el ser humano no la necesita en su alimentación. Porque lo que muchos no saben es que los alimentos contienen cantidades suficientes de sodio y cloro para completar nuestras necesidades. Sin embargo, los peligros de consumir sal en exceso son más graves de lo que parecen. Lo último que hemos sabido sobre esta sustancia es que genera una adicción equiparable a la de la cocaína o la heroína, algo que puede perjudicar considerablemente a nuestra salud.
Un estudio llevado a cabo por las universidades de Duke y Melbourne (para el que se utilizaron ratones) comprobó que la necesidad de comer productos altos en sal activaba las mismas zonas del cerebro que las drogas ya mencionadas. Además, se percibió un aumento en el número y el tamaño tanto de las neuronas como de dos proteínas estrechamente vinculadas con el placer y la adicción (la dopamina y la orexina).

Los expertos, que por todo esto aconsejan no superar los 5-6 gramos de sal por día, también recomiendan prestar atención a los siguientes hábitos:
1. Adereza con especias y condimentos en lugar de sal. Y para que las comidas no te parezcan sosas: pimienta, vinagre, limón, ajo, comino y similares evitarán que te acuerdes de ella haciendo que las comidas sean más sabrosas. Si no te gustan, puedes sustituir la sal por una de bajo contenido en sodio, que aporta la mitad que la sal común.
2. Come más alimentos frescos (contienen menos sodio) y evita las comidas precocinadas. Aunque paraOtro truco muy eficaz es cocinar los alimentos al vapor, ya que al no haber un medio con el que el alimento entra en contacto, no hay cesión de sustancias y se conserva mejor el contenido natural del sodio del alimento.
la elaboración y conservación de estos productos se utiliza mucho sal, si haces tu propia comida controlarás mejor las cantidades.
3. No añadas sal mientras cocinas. Espreferible que se añada después, pues así puedes controlar mejor la cantidad de sal que añades.

4. Olvídate del salero. Puede ser una buena medida psicológica no ponerlo en la mesa, y si no ves la sal el hecho de que tu salero tenga menos agujeros o unos más pequeños hará que inconscientemente eches menos sal al plato. Normalmente se sacude el salero dos o tres veces y se suelta en la mesa, ya que cuanto más pequeños sean los agujeros menos sal caerá al plato.
igual ni te das cuenta de que ni te apetece. Si no puedes hacerlo de manera radical, al menos usa saleros con menos agujeros. Porque pese a que pueda parecer algo simple,


5. Revisa las etiquetas nutricionales. Puede que en la etiqueta no ponga que tiene sal, pero busca el contenido en sodio, que es el equivalente. Eso sí, ten en cuenta que el para conocer la cantidad exacta de sal hay que multiplicar por 2,5 los gramos señalados en sodio. Ve fichando los productos que tienen más contenidos de sal o sodio y procura no consumirlos con frecuencia o ve eliminándolos de tu dieta si no son imprescindibles.
sodio, aunque se utiliza como sinónimo, no es sal. Por este motivo,

6. Por último, si vas a comer a un restaurante pregunta si pueden prepararte el plato con menos sal o sin sal.



¿Es la sal marina mejor que “la otra” sal? (pregunta trampa)

Trucos para disminuir el consumo de sal

Por ello, se recomienda que seamos más reflexivos a la hora de hacer la cesta de la compra y que analicemos detenidamente el etiquetado de los productos, a fin de determinar el aporte de sodio y de grasas saturadas totales en el alimento.
La marca, la envoltura exterior o simplemente su peso y dimensiones son algunas de las cosas que los consumidores tienen en cuenta a la hora de escoger los productos.
Pero solo unos pocos se fijan en la tabla nutricional y, en especial, en los aditivos que llevan la
palabra “sódico”.
La Dra. Nieves Martell, presidenta de la SEH-LELHA, alerta del peligro de la ingesta descontrolada de los platos precocinados y de otros alimentos ricos en grasas saturadas, sodio y ácidos grasos trans. Advierten principalmente de los inconvenientes de abusar de los fritos, las conservas y los guisos demasiados calóricos.
"La ingesta excesiva de sal y el reducido aporte de potasio característicos de la alimentación del mundo occidental han condicionado, junto a la obesidad y al sedentarismo, un aumento progresivo de la incidencia y prevalencia de la hipertensión arterial", explica.
 Disminuir las proporciones de sodio ayuda a combatir la hipertensión arterial, principal factor de riesgo cardiovascular y primera causa de mortalidad en el mundo.
Los embutidos, el pan, los lácteos y derivados y sobre todo los platos preparados son los que más sal aportan a nuestra dieta.
Al respecto, se ha demostrado que entre el 70 y el 75 por ciento del sodio consumido procede de alimentos procesados e ingeridos fuera del hogar.
También se cree erróneamente que el jamón york tiene menos sal que el jamón serrano y el resto de embutidos; o que los alimentos dulces, como las galletas, pastas y pasteles, no contienen sodio.
A esta lista se suman las sopas de sobre, las pastillas de caldo, los quesos curados o bebidas como el agua con gas y refrescos.
"Una apuesta segura es elegir alimentos frescos frente a los transformados, mucho más ricos en sal, que a menudo utilizan como conservante", explica el Dr. Francisco M. Adán Gil, presidente de la Fundación de Hipertensión Arterial.

Asimismo, los expertos recuerdan lo importante que es el consumo de frutas y verduras frente a la comida rápida.
Por ejemplo, para controlar el consumo de sal se recomienda disminuir poco a poco su consumo de tal forma que el paladar se vaya acostumbrando y que la cantidad diaria no supere los 1,5 gr. al día (el equivalente a un dedal).
Como alternativa, proponen recurrir a zumo de limón, pimienta u otras especias para potenciar el sabor de las comidas.
Otra buena manera de habituarse a tomar alimentos bajos en sal es dejar de utilizarla una vez que el alimento está en el plato y no antes. En última instancia, se aconseja retirar el salero de la mesa.
 


¿Por qué la sal es un potenciador de sabor?
Uno de los motivos es que la sal permite que las moléculas que componen la comida se vuelvan más volátiles (pasan al aire fácilmente) y, de esta manera, la comida emitiría más aroma, que juega un papel importante a la hora de saborear las cosas.

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