viernes, 21 de febrero de 2014

Anécdota de Gabriel García Márquez sobre CIEN AÑOS DE SOLEDAD

"Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de 20 casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo".
¿Reconocen esta cita? Es el inicio de la magistral obra del Nobel Gabriel García Márquez, "Cien años de soledad". Publicada en el año 1967 por la editorial Sudamericana, que siempre confió en el que sería un genio de las letras contemporáneas, ha sido traducida a casi 40 lenguas y se han vendido casi 30 millones de ejemplares. Pero no crean que fue tarea fácil para el autor escribir esta obra maestra, todo lo de calidad y hecho a conciencia cuesta mucho y necesita de un largo período de maduración.
En el siguiente enlace pueden encontrar una deliciosa entrevista con el literato del periodista Germán Castro Caicedo publicada en El Espectador de Bogotá, durante los días comprendidos entre el 16 y 23 de marzo de 1977.
En uno de los fragmentos de le entrevista se cuenta el durísimo proceso de escribir la novela. Un buen día Gabriel se da cuenta que tiene en la cabeza una idea que puede convertirse en un gran libro, él lo presiente, pero... Así que vean esta cita:
"... le dije a Mercedes, "tú te haces cargo de este asunto". Ella, por supuesto, no lo pensó dos veces. Es curioso que mis hijos, ahora, yo les pregunto por esta época y ellos me recuerdan como a un hombre que estaba encerrado en un cuarto, que no salía nunca...
Y yo tenía la impresión de que era el ser humano más humano y más sociable del mundo. Y ahora me doy cuenta de que durante dieciocho meses no salí del cuarto. Pero yo recuerdo que salí una vez. Salí una vez cuando Mercedes me dijo que ya no había nada que hacer. Que ya había llegado al fondo. Entonces yo tenía un carro y lo llevé al Monte de Piedad y lo empeñé y le traje a Mercedes la plata y le dije, mira, aquí tienes como para diez años... Y duró tres meses. Y seguía escribiendo.
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Recuerdo que en mitad de camino el dueño de la casa llamó a Mercedes y le dijo, "señora, ustedes me deben tres meses de casa". Y Mercedes tapó el teléfono y me dijo, "¿cuánto tiempo te falta para terminar el libro?" y yo le dije, "como seis meses". Y entonces ella le dijo, "Mire, señor, no sólo le debemos tres meses, sino que le vamos a deber seis más". Y entonces el tipo le dijo, "¿y dentro de siete me pagan todo?" y dijo ella, "sí, todo" "
Y así fue. Gabriel García Márquez dio todo el dinero que tenía a su esposa para que intentara salir adelante como pudiera y se encerró en una pequeña habitación en el barrio mexicano de San Ángel. En 18 meses sólo salió dos veces, una ya lo vieron en la cita y la segunda cuando en plena noche salió del cuarto, se acostó al lado de su mujer, a la que mientras lloraba le dijo: "He matado al coronel Buendía". Había terminado la novela. Eran tan pobres cuando terminó que no les llegaba el dinero para mandar por correo el libro de México a Argentina a la sede de la editorial Sudamericana, por lo que tuvieron que empeñar en el monte de piedad el secador y la batidora para poder pagar el franqueo.
Y es que, como vemos, todo tiene un proceso en la vida y el tiempo suele poner todo en su lugar, al menos sí lo hizo con la genialidad de este gran escritor que tan mal lo pasó en esos años.
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BIOGRAFIA DE Gabriel García Márquez
 Cien años de soledad

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