domingo, 7 de octubre de 2012

Anécdota de Alfred Hitchcock


Corría el año 1904 en un hogar londinense. Allí vivía un niño de tan sólo cinco años de edad que tenía un padre amante de la disciplina más exagerada que uno pueda imaginar. Un buen día el niño cometió una pequeña travesura, no está registrado qué fue exactamente pero según todos los indicios una tontería sin ninguna importancia propia de un niño tan pequeño. Pero el padre de Alfred Joseph, que así se llamaba el pequeño y que además profesaba una religiosidad radical, temeroso de que su niño anduviera camino del fuego eterno, se fue a su despacho y escribió una carta. A continuación llamó al pequeño Alfred y le ordenó que se acercara a la comisaría de policía que estaba cerca de casa y le diera al responsable que era amigo del padre la carta. Alfred se fue a la comisaría y le doy la carta al comisario.

En la carta el padre había cometido la salvajada de pedir al comisario que encerrara a su hijo de tan sólo cinco años aquella noche en la cárcel para que mientras le encerraba le dijera que "así terminan los chicos malos" y aprendiera la lección. Está claro que en realidad al que debían haber llevado al Juzgado de Guardia y haber encerrado urgentemente es al padre, pero el caso es que el pequeño Alfred fue llevado a una celda hasta la mañana siguiente. Aquello marcó a ese niño para siempre como él mismo reconoció, causándole una fobia a la cárcel. No obstante, aquel niño fue famoso, muy famoso, seguro que ustedes sabrán quién era el pequeño Alfred si les digo que su apellido era Hitchcock. Según muchos de sus biógrafos aquella experiencia infantil le marcó tanto que las fobias creadas salieron a relucir en el comportamiento de muchos de aquellos criminales que poblaron su filmografía 

No hay comentarios:

Publicar un comentario