lunes, 10 de enero de 2011

¿Por qué nos seducen los dulces y no las verduras?

Ya ha pasado la Navidad y nos hemos atiborrado de dulces típicos de Navidad, pero alguna vez se ha preguntado ¿por qué nos seducen los dulces?  en esta web puede encontrar algunas razones:

http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20090105/sociedad/seducen-dulces-verduras-20090105.html

La necesidad de supervivencia explicaría unas apetencias por los alimentos más calóricos que hoy se han convertido en un grave problema de salud para niños y adultos

Vean estas citas:

Desde la perspectiva de la especie -comenta el doctor José Enrique Campillo en su libro 'El mono obeso'-, la primera etapa de nuestra historia alimentaria corresponde a un momento de abundancia permanente de alimentos, vegetales en su mayoría. Hace entre 15 y 6 millones de años

Una segunda etapa se inició hace unos 5 millones de años, cuando la selva tropical en la que vivían dio paso a un paisaje de sabana en el que las viandas brillaban por su ausencia



La tercera y última etapa llegó hace dos millones de años y vino determinada por la citada escasez de vegetales. La necesidad hizo que tuvieran que recurrir a la carne. Fue éste un paso decisivo para el género homo, porque las proteínas animales, más completas y de más fácil digestión que las vegetales, permitieron reducir el enorme aparato digestivo propio de los herbívoros y destinar toda esa energía al crecimiento del cerebro.
El organismo de nuestros antepasados se preparó, por tanto, para pasar hambre. La clave sería desarrollar una gran capacidad para comer cuanto pudieran en ocasiones contadas. Nada mejor que desarrollar el gusto por las grasas y los dulces para lograrlo. (.../...)
La evolución del cuerpo humano, diseñado para superar largos períodos de hambruna, explica el gusto por los alimentos más enérgicos como las grasas y por aquellos que con mayor rapidez proporcionan energía, los dulces. La naturaleza ha exigido desarrollar ese gusto para poder sobrevivir y la cultura, a través de la cocina, lo ha subrayado haciendo esos productos todavía más atractivos. La situación actual, con un acceso garantizado a los alimentos y sin necesidad de grandes esfuerzos físicos para acceder a ellos, han convertido las tendencias naturales en enemigos declarados de la salud.

Han pasado las Navidades y lo más corriente es que tengamos algún kilo de más por los excesos de estas fiestas.
Después de Navidad es muy corriente oír este año me pondré a régimen haré dieta.
Pongo este artículo sacado de Internet que lo considero muy interesante.
Dietas: cuestión de peso y de medidas.


¿Quién no ha sucumbido alguna vez a los regímenes milagro? Del cuerpo de ensueño a los regímenes insufribles no hay más que un paso. Mantener una alimentación variada y equilibrada durante todo el año es tu mejor baza para adelgazar.

http://es.tendencias.yahoo.com/salud/dietas-cuesti%C3%B3n-peso-y-medidas-article-m0da.html



Si te tomas tu tiempo, siempre tendrás posibilidades de adelgazar. Una buena alimentación, que no excluya ningún alimento, ni comida, te ayudará a perder peso. Todo es cuestión de dosis y de equilibrio.

Adolescentes en plena búsqueda de identidad

« A mí me encantan Britney Spears y Paulina Rubio. Pueden vestirse como les apetece, todo les sienta bien. ¡Me gustaría tanto parecerme a ellas! », contesta alucinada Silvia, de 15 años, que estiliza su silueta con ayuda de un pantalón ceñido y unos zapatos de plataforma. A pesar de sus 55 kilos y su metro sesenta y cinco de altura, la adolescente cree que está demasiado gorda. Durante tres meses, se ha saltado sistemáticamente la cena para adelgazar. « Al principio, perdí 5 kilos, pero en seguida subí cuatro. Al mediodía tenía hambre, así que devoraba una pizza o una hamburguesa. En casa, por la noche no comía nada ». Preocupada, su madre decidió consultar al médico. « A fuerza de saltarse las comidas, tuve miedo de que se volviera anoréxica para parecerse a sus ídolos. Afortunadamente, nuestro médico de cabecera supo convencer a Silvia de los beneficios de seguir una alimentación más equilibrada ». Ahora, Silvia practica deporte regularmente, diversifica su alimentación cotidiana, y respeta los consejos nutricionales de su médico, que están adaptados a su edad y a su etapa de crecimiento. « Me siento mucho mejor conmigo misma y con mi cuerpo », concluye la adolescente.

Comer para olvidar

A sus 33 años, María Rosa, secretaria, padece sobrepeso desde hace unos diez años. Cada primavera busca en las revistas femeninas el régimen de moda antes de la prueba fatídica del traje de baño y de los días de playa. « Montignac, la dieta de los puntos, todas las dietas de disociación, la de la Clínica Mayo, los sustitutos de las comidas... he probado con todo, declara, ¡parezco un acordeón! Bajo cinco kilos en primavera y los vuelvo a subir en invierno. Así que, todos los años engordo y cada vez me deprime más » Entre sus múltiples experiencias, recuerda especialmente la dieta de los puntos: « Es la única que me ha permitido perder progresivamente 10 kilos. Al cabo de un año de dieta, me sentía capaz de controlar por mí misma mi alimentación y estabilizar mi peso. Entonces, dejé de ir a las sesiones de grupo, demasiado exigentes. Pero recuperé un por uno todos los kilos que había perdido. Después de haber alternado las restricciones agresivas contra su sobrepeso con los periodos de desmotivación en los que « comía para olvidar », María Rosa ahora prueba con la psicoterapia asociada a un plan alimenticio preparado por una dietista.

Hombres, víctimas de las comidas de negocios

Carlos, experto contable independiente, siempre ha sido un hombre delgado, dinámico y acostumbrado a vivir con estrés. Pero ahora que se acerca a los cuarenta, empiezan a preocuparle los « michelines » que se forman alrededor de su cintura y esa barriguita incipiente. « Voy de comida de negocios en comida de negocios acompañadas siempre de importantes cantidades de alcohol », explica un día a su médico, quien le aconseja evitar siempre las bebidas alcohólicas y elegir preferentemente las carnes asadas y las verduras. « A partir de los cuarenta años hay que vigilarse. Ahora, suelo pedir un cocktail de frutas de aperitivo y para comer prefiero el agua con gas. Además, evito las carnes en salsa y las patatas fritas. De hecho, me he dado cuenta de que algunos de mis clientes empiezan a seguir mi ejemplo.» En el restaurante o con la familia, siempre tenemos la posibilidad de llevar una alimentación sana y equilibrada para luchar contra los kilos de más que aparecen con la edad y que, por desgracia, son más difíciles de perder que a los 20 años.
Actividad: comenta que serías capaz de hacer para tener un cuerpo diez o si prefieres tener una buena alimentación, que no excluya ningún alimento, ni comida, que te ayudará a perder peso.
 

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