sábado, 6 de noviembre de 2010

ATAR LOS PERROS CON LONGANIZA

El origen de este refrán viene que en el pueblo salmantino de Candelario, un pequeño pueblo ideal para hacer turismo rural enclavado en la ladera septentrional del macizo occidental de la Sierra de Gredos, había en el siglo XIX un famoso personaje que se dedicaba a elaborar deliciosos embutidos. Se llamaba Constantino Rico, pero todo el mundo le llamaba "el choricero". Tan famoso fue que cuentan que su figura aparece en un tapiz del Palacio de El Pardo.

Resulta que tenía una pequeña dependencia donde elaboraba el embutido y donde trabajaban varias empleadas. En una ocasión había un perro famélico que atraído por el aroma del embutido no paraba de rondar por la casa. De hecho, ya se había colado varias veces y las empleadas habían tenido que dejar su tarea para perseguirlo y echarlo de la casa, por no había forma de alejarlo de allí. Al final, una de ellas se hartó del perro y decidió atarlo, pero como no tenía a mano nada, no se le ocurrió otra cosa que atarlo con una de las largas ristras de salchichas que estaban procesando en ese momento. Y así lo hizo, pensando que cuando terminara de trabajar ya se ocuparía de dejar al perro bien lejos.

Pero el caso es que al cabo del tiempo entró alguien en la casa, un vecino del pueblo, y se quedó muy sorprendido al ver al perro atado con una ristra de salchichas para que estuviera quieto. Cuando salió le faltó tiempo para empezar a decir que "el choricero" había ganado tanto dinero con su trabajo que hasta ataba a los perros con longanizas. Y desde entonces llevamos casi siglo y medio utilizando esta expresión para "criticar" o satirizar a aquellas personas que presumen de una situación económica que quizá no es tan boyante en realidad.

Actividad de búsqueda: usando internet busca el origen y que significa "estar en Babia".

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